Al aún NN prendieron fuego después de ser asesinado con el propósito de que no quedara ningún rastro. Sin embargo, las llamas no cumplieron con todo su cometido. Se estableció que tenía un gran traumatismo en la cabeza, probable causal de la muerte.
Por ahora el cuerpo del hombre calcinado en el barrio Las Heras es un NN. No hay ninguna certeza sobre su identidad. Acerca de lo que sí hay certezas es de que se trató de un crimen por venganza, probablemente vinculado al más turbio submundo del delito, acaso del narcomenudeo.
La muerte no fue producto de las llamas, ni tampoco ejecutada por ahorcamiento, como podía inferir la soga encontrada alrededor del cuello. Si bien faltan estudios, el hombre de aproximadamente 35 años presentaba un fuerte golpe en la cabeza, de acuerdo a los datos que surgieron de la autopsia llevada a cabo por el Cuerpo Médico Forense de la Policía Científica. “Causal de muerte ad referendum” dice el informe pericial, a la vez que destaca el “traumatismo encéfalo craneano grave”.
Esto indica que los asesinos lo arrojaron en el baldío de Guerrico y García Lorca, y lo prendieron fuego para borrar todo tipo de huellas. No contaron con la circunstancia de que el fuego podía apagarse, ni de que un solitario vecino caminaría por la mañana y notaría los restos humeantes.
La fiscal Romina Díaz estuvo presente en el lugar del hecho y ordenó una serie de medidas tendientes a detectar cualquier movimiento de la noche del jueves que, en las inmediaciones de la escena del crimen, dieran algún indicio de los responsables.
Se calcula que el cuerpo fue arrojado en ese sector periférico de la ciudad entre la noche del jueves y la madrugada de este viernes.
El cadáver yacía boca arriba, con las manos atadas en la espalda y una soga enroscada en el cuello. El fuego había afectado la totalidad del cuerpo, pero consumido las piernas. Esto da la posibilidad a los forenses de obtener un poco más de información, aunque las condiciones lejos están de ser las ideales.
Los asesinos utilizaron ramas para generar las llamas y la basura acumulada allí hizo también de combustible.
No hay dudas de que al hombre lo mataron como castigo o como venganza de hechos anteriores. Subyace una historia debajo del asesinato que ahora debe reconstruirse desde las cámaras, testimonios, la ciencia forense y, sí se puede lograr, desde la identidad.
Una zona compleja
A menos de 1.000 metros de allí, el 27 de agosto de 2023 y en otro gran baldío, fueron asesinados Franco David Rodríguez (20), quien poseía antecedentes penales, y Carlos Lucas Leones (21), un joven del barrio Las Heras que había sido baleado en un tiroteo en agosto de 2022 en el que fue asesinado su amigo Gabriel Romano.
Rodríguez y Leones murieron producto de balazos y puñaladas dentro de un “point” de venta de drogas.
No sería de extrañar, entonces, que al NN de este viernes, lo hayan ejecutado en un contexto similar.
El 2 de noviembre de 2022, a 9 cuadras, en los edificios de Lebehnson y Cerreti un hombre llamado Jesús Decundo mató a Luis Patrone, quien segundos antes de fallecer alcanzó a decir “transa” y “droga”.
En un área de algunas cuadras se contabilizan 23 homicidios en los últimos años en Mar del Plata. Aunque hay distintos orígenes de conflicto, muchos tienen que ver con ajustes de cuenta, con problemas entre personas con antecedentes o simplemente con confrontaciones de vecindad. Las víctimas de esos asesinatos fueron Cristian Zubillaga, Javier Correa, Javier Lazarte, Leandro Acosta, Francisco Velazquez Correa, Vicente Gutiérrez, Ganriel Romano, Ricardo Rodríguez, Tomas Godoy, Miguel Miele, Matías Jara, Kevin Mendoza, entre otros.
Por el momento se desconoce cualquier circunstancia que haya rodeado el brutal asesinato de este viernes, pero los más experimentados investigadores locales no se alejan demasiado de la hipótesis que indica que la víctima no era del barrio, que fue asesinada en otro sitio y arrojada allí y que el narcomenudeo sería la trama de fondo.